domingo, 10 de abril de 2011

Abstracto

Un alguien. Un algo. Un ahora.

Un después. Lentitud hiriente, pasiva,

a veces traicionera; quizá

en algún lugar especial, refulgente,

donde el viento no se lleve los recuerdos,

donde el tiempo no sea de éstos

el destino.

O tal vez en un volcán humeante,

en sus faldas, enhiesto yo, usted postrada,

caída, allí en su hesitación.

Aquí, no sé donde pero aquí. Abro al fin

la vista, me entero de algo abstractamente

existente.

Un ser. Un tumulto. Una fuerza.

Un sentido. Razón desconsolada, efervescente,

a veces lunática; tal vez

andando por caminos lejanos, sin conocer

que es tiempo de un cambio, que

no hay por qué mirar atrás y caer en esa sima

llena de cadáveres,

que el tiempo no advierte. La vida. La vida.

En sus momentos; incauto yo, usted mirándome,

caída, allí, incrédula.

Aquí no hay más voces escépticas. Doy cuenta

de que el mundo se mueve por algo abstractamente

latente.

Un comienzo. Un final. Una historia.

En un después sólo quedarán de mí el nombre

y mil recuerdos, quizá

en mi lecho de muerte, sin saber qué hacer,

te encuentres algún día en el reflejo de tus lágrimas.

Sobre nosotros se viste en esta noche el cielo

con su atuendo copado de pecas brillantes. Perlas.

Anda. Levántate. Disfruta.

Antes que la bruma oculte los sentimientos.

Cree, antes que se te vallan los suspiros.

Aquí no hay más que un tú, un yo y

un acerbo menguante. Busca entonces algo

abstractamente perceptible, pues finalmente

es ese algo lo que mantiene a todo esto con vida.

-Dalex

No hay comentarios:

Publicar un comentario